Son "leyes de apoyo a la población", si por "población" entendemos al gobierno y por "apoyo" el poder absoluto de husmear en cada rincón de tu vida. El Congreso, en un acto de celeridad legislativa sin precedentes – con diez días para 16 leyes, ¡récord para la democracia!–, nos ha obsequiado con la "institucionalización del espionaje desde el poder".
Ahora, el Estado tiene "acceso ilimitado" y sin necesidad de autorización judicial a tus datos biométricos, fiscales, telefónicos, médicos, bancarios y de geolocalización. Se argumenta que es para combatir la delincuencia, ¿verdad? Pero curiosamente, la presidenta aclara que "no hay espionaje, no hay geolocalización de las personas a menos que un juez lo determine", mientras que la Ley de Investigación e Inteligencia dice lo contrario, vinculando todas las bases de datos para su consulta.
Y no olvidemos que la CURP biométrica será el documento nacional de identificación obligatorio, con capacidad de rastrear tus movimientos. La disidencia, por supuesto, no será tolerada.
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