La credibilidad del sistema financiero mexicano ha sido puesta a prueba por el generoso e informado Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que ha señalado a CIBanco, Intercam Banco y Vector Casa de Bolsa por presunto lavado de dinero para cárteles como Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.
Curiosamente, la presidenta Sheinbaum insiste en que no hay pruebas contundentes, solo dichos. ¡Qué visión tan particular de la evidencia! Sin embargo, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), bajo la atenta mirada de Jesús de la Fuente, actuó de inmediato, interviniéndolos gerencialmente para salvaguardar los derechos. Una medida tan oportuna como sorprendente, si no había pruebas.
El caso de Vector es especialmente exquisito, pues fue propiedad de Alfonso Romo, el exjefe de la Oficina de la Presidencia de López Obrador, quien ahora, por supuesto, es solo presidente honorífico.
Y para añadirle más picante, ¡se le vincula con 40 millones de dólares en sobornos para Genaro García Luna!. La 4T, que tanto se jactaba de no ser igual a los corruptos de antes, ahora tiene a sus hombres de confianza en el ojo del huracán gringo. Y la confianza, ya saben, se lava más fácil en los bancos que en la política.
Share this post